Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado lo motivos en lo últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado. Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos ocuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire despreocupado para matarme.


sábado, 16 de octubre de 2010

Y de repente, ¡Búm!

A veces lo que necesitamos, simplemente, es una explosión. Chillar con todas nuestras fuercas, soltar todo lo que tenemos dentro y explotar en millares de partículas, que floten libres por el universo. Sin rumbo, ligeras, rápidas... Solitarias.
A veces, simplemente, lo que necesitamos es estallar. Es tan sencillo que no se puede escribir nada más sobre eso.

Coge aire, coge fuerzas y... crea tu pequeño Big Bang. Y si a los demás no les gusta, que se jodan.

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