31 de octubre, Halloween. Fuera hacía un día de perros: tormenta con truenos y relámpagos.
Se encontraba en casa tranquila, con el libro de historia delante. La revolución francesa, una situación muy violenta y sangrienta. Intentaba concentrarse y evadirse de todo ruido ajeno a la revolución francesa.
Y de pronto, se fue la luz.
El libro se volvió negro y las letras invisibles.
“La luz volverá pronto, es sólo un mero apagón”, pensó ella. Decidió ir en busca de una linterna, normalmente hay una en el armario de la entrada. Y, efectivamente, había. La cogió, pero al intentar encenderla se dio cuenta de que no funcionaba. ¿Qué iba a hacer? No sabía dónde guardaban las cerillas sus padres…
Se dirigió de nuevo a su habitación, la cual tenía un gran ventanal por el cual, quieras o no, entra algo de luz. Se asomó y lo único que pudo ver fue a la luna en cuarto creciente. De pronto, como si de una visión se tratase, se giró y formó una sonrisa, como el gato de Alicia en el País de las Maravillas. Después de esto, la luna se apagó y todo quedó realmente oscuro.
El miedo crecía poco a poco y ella estaba cada vez más nerviosa. Intentó llamar por teléfono y móvil, pero ninguno daba señal. Poco a poco, el miedo se fue haciendo más y más intenso.
Lo único que os puedo decir es que… no pudo con el miedo.
Se encontraba en casa tranquila, con el libro de historia delante. La revolución francesa, una situación muy violenta y sangrienta. Intentaba concentrarse y evadirse de todo ruido ajeno a la revolución francesa.
Y de pronto, se fue la luz.
El libro se volvió negro y las letras invisibles.
“La luz volverá pronto, es sólo un mero apagón”, pensó ella. Decidió ir en busca de una linterna, normalmente hay una en el armario de la entrada. Y, efectivamente, había. La cogió, pero al intentar encenderla se dio cuenta de que no funcionaba. ¿Qué iba a hacer? No sabía dónde guardaban las cerillas sus padres…
Se dirigió de nuevo a su habitación, la cual tenía un gran ventanal por el cual, quieras o no, entra algo de luz. Se asomó y lo único que pudo ver fue a la luna en cuarto creciente. De pronto, como si de una visión se tratase, se giró y formó una sonrisa, como el gato de Alicia en el País de las Maravillas. Después de esto, la luna se apagó y todo quedó realmente oscuro.
El miedo crecía poco a poco y ella estaba cada vez más nerviosa. Intentó llamar por teléfono y móvil, pero ninguno daba señal. Poco a poco, el miedo se fue haciendo más y más intenso.
Lo único que os puedo decir es que… no pudo con el miedo.
¿Váis sintiendo el miedo...?esperad a que esto ocurra de verdad....¿Ocurrirá? Ya lo veréis.
¡Feliz Halloween!
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