Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado lo motivos en lo últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado. Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos ocuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire despreocupado para matarme.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Wrong.

La Tierra, incluso la palabra me parecía extraña, desconocida. ¿Cuánto tiempo hacía que me había ido? ¿Cuánto hacía que había vuelto? ¡Importaba! Intenté encontrar el ritmo del mundo en el que solía vivir. Seguí la corriente, me mantuve silencioso, atento, hice un esfuerzo consciente por sonreír, asentir, ponerme en pie y realizar los millones de gestos que constituyen la vida en la Tierra. Estudié esos gestos hasta que se convirtieron de nuevo en reflejos, pero me sentía acosado por la idea de que a ella la recordaba mal, de que de algún modo estaba equivocado en todo.

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