Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado lo motivos en lo últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado. Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos ocuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire despreocupado para matarme.


sábado, 13 de noviembre de 2010


Cuando veo llover imagino que la lluvia escribe sobre el suelo miles de frases…siempre distintas porque siempre llueve distinto.
Y me imagino que puedo pedir un deseo, elegir una de las miles de frases que las nubes escriben en el polvo y que ese deseo se convertirá en realidad.

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