Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado lo motivos en lo últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado. Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos ocuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire despreocupado para matarme.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Vive mirando una estrella.

Miedo. Miedo a lo desconocido, al olvido, a la soledad... Sí, auténtico pánico. La soledad es dolorosa, te consume lentamente, te rodea, te aprisiona y es prácticamente imposible deshacerse de su abrazo. Es ese estado de monotonía en el que esperas que algo cambie, que sea especial y te sientas bien... Pero no llega. ¿Sentir que miles de mariposas revolotean en tu estómago? ¿Qué es eso? ¿Existe de verdad?.

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