Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado lo motivos en lo últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado. Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos ocuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire despreocupado para matarme.


lunes, 23 de agosto de 2010

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Acostumbrado a escapar de la realidad, perdí el sentido del camino, y envejecí 100 años más de tanto andar perdido. Y me busco en la memoria el rincón donde perdí la razón, y la encuentro donde se me perdió, cuando dijiste que no. Me hice un barquito de papel para irte a ver, se hundió por culpa del rocio. No me preguntes como vamos a cruzar el río.
Buscando mi destino, viviendo en diferido, sin ser, ni oir, ni dar. Y a cobro revertido, quisiera hablar contigo y así sintonizar

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